martes, 4 de noviembre de 2008

Bella Italia...!

Así es... Aprovechando la semana libre que teníamos por las vacaciones de todos santos, ¡nos fuimos a Italia! Fue decisión en el último momento... Cogimos los tickets para un tren nocturno que nos llevó hasta Mónaco, y decidimos que ya veríamos allí que hacíamos. Preparé la mochila, unos bocatas para el viaje, y al tren. Salimos de Pau a las 9 de la noche, y llegamos a Mónaco sobre las 10 de la mañana siguiente... Bueno, primero paramos en Cannes para hacer un trasbordo y aprovechamos para desayunar en el puerto... hacía un día precioso, azul. No fue así el resto de días, pues a partir del lunes llovió todos los días, pero bueno, estábamos en Italia! Una vez en Mónaco, nos tocó decidir qué hacer. ¿A dónde ir? Y decidimos Pisa. Y cómo me alegro... porque fue genial... encontramos un hostal baratillo, muy acogedor, cenamos la mejor pizza que he comido en mi vida (aunque suene a topicazo, es verdad... ninguna de las pizzas que vinieron después estaban tan buenas como esa) y vimos la torre de Pisa por la noche, sin gente, precioso... Al día siguiente ya estaba todo lleno de turistas, y no tenía el mismo encanto ni por asomo. De Pisa fuimos a Florencia, donde había reservado por internet habitación en un albergue juvenil que resultó estar prácticamente fuera de la ciudad, así que pasamos una tarde sin hacer nada...
Los días siguientes pateamos la ciudad, nos mojamos, nos reímos, nos desesperamos, nos cansamos mucho, vimos el David, practiqué mi italiano, y el miércoles nos fuimos a Lucca. En principio pensabamos ir a Siena, pero el tiempo se nos echó encima (el viernes teníamos que estar en Pau) así que escogimos un pueblo que nos pillara de camino para coger el tren de vuelta a la France. Y a pesar de que es un pueblo muy orientado al comercio (hay muchísimas tiendas de ropa y bisutería y cosas por el estilo), Lucca tiene su encanto. Está rodeado por unas murallas, y las casas son todas muy señoriales. Tiene un montón de iglesias super bonitas, típicamente italianas... Estuvimos muy agusto. Nos pegamos un buen paseo por todo el pueblo (que no es pequeño), a pesar de lo cansados que estabamos, pero es que las calles te llevan de aquí para allá... Siempre haciendo que te preguntes qué habrá detrás de esa esquina. Y así, el jueves volvimos a coger el tren hacia Mónaco... sólo que nos equivocamos de tren, y para cuando nos dimos cuenta era tarde. Ya habíamos reservado el tren nocturno por internet, pero lo íbamos a perder por habernos equivocado y porque el siguiente tren que nos llevaba a Mónaco iba con retraso. Al final resultó que había mucha gente como nosotros en ese tren, por lo que tuvieron que esperar a que llegaramos. Pero no pude retirar los billetes, así que tuve que pagar otro billete en el tren... en fin. Al día siguiente aquí en Pau fui a la estación y, muy amables, me devolvieron el dinero... menos mal. Llegamos el viernes a las 8 de la mañana, y nos dimos cuenta de que el invierno había llegado a Pau... ¡qué frío! Me pegué toda la mañana en la cama, recuperándome, y lo mismo durante el fin de semana... Sólo puedo dar GRACIAS por este viaje.
Y nada... ya ha empezado otra semana... Hoy he tenido mi primer examen serio, y creo que me ha salido bastante bien!
Me dio mucha penica no estar el 1 de Noviembre en mi casa, porque todos los años nos juntamos allí la familia para comer migas... pero bueno, ¡el año que viene será!


















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